Solo por ese instante pudo esplayarse hacia otro lugar, gritar lo que sentía de verdad, sin limitaciones, no había tiempo ni espacio; ella y su mundo. Que bien se sentía, tanta acumulacion de sentimientos, tanto dolor, tanto placer, tanto silencio consumido, en fin, tanto de todo.
De fondo una radio transmitía canciones con frases al viento, parecía deshilar los segundos, mientras se sumergía en la oscuridad de la habitación. Este era, sin duda, el mejor de los mejores tiempos perdidos, nada porque volver, nada porque amargarse, solamente mirar hacia la nada...el futuro inesperado, tan incierto. Pero ahora era ella la vulnerable, la que decidía a su antojo; ya no tendría que amoldarse a lo impuesto por la prejuiciosa sociedad, a los limites establecidos o esperar hasta doblar el punto de la realidad para salirse de esta y meterse en su propia realidad, libre y por momentos eterna.
Que frágil los ideales de los sometidos, que vulgar ser uno mas de este circuito consumista, que poco oportunistas los atrincherados en un rincón. Si...ella lo sabia, ella había sido uno de esos, pero ya no. "Las cosas cambian varón, ahora es mi turno de mover la pieza, no te asustes si escuchas un jaque mate, es mi momento; a todo o nada" pensó.
Basta de reglas nazistas...Agarro la valija y renuncio a todo lo estructurado, ese lugar la espera, y ahí; ahí la esperan la libertad, de poder ser y elegir a su exclusivo gusto. Elegir por ella y solamente por ella, sino, ¿Que sentido tiene?.
Y llego a esa ciudad, tanto verde, tanta tranquilidad, necesitaba un tiempo para relacionarse, primero lo primero, aunque sinceramente, ese chico que no le sacaba la mirada de ensima, él...él y sus rulos en forma de resortes, esos médanos cristalinos en la cara, eran un buen comienzo.
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