Se ve desde la ventana como se consumen en llamas las mentes cerradas de los que compran el tiempo. Del lado contrario, pasan caminando sin pisar el suelo los soñadores despiertos. Y si me dejo llevar por el viento, puedo observar a los que perdieron el sentido de la vida, los que viven sin metas ni deseos; los cuasi muertos.
Hoy por hoy hasta el caos se globalizo y por eso llegan gritos desde todas partes. No es mi intencion herir ni que me hieran, pero primero esta la supervivencia.
Ellos venian de realidades opuestas. Él era un amante de la vida; ella, en cambio, soñaba con el mundo que veia desde su ventana, en el 3º C. Él encontraba los placeres en cosas que para el mundo eran isignificantes; ella los encontraba en la música, su única musa.
Cuando él era chico soñaba con ser astronauta para poder ir a la luna, hasta que descubrio otros métodos mas baratos y faciles de adquirir; ella relataba historias recolectadas de su imaginación.
Pero una tarde, esas que parecen ser las mejores, los dos se encontraron en el Parque de la ciudad, él iba y ella venia; roces de brazos, miradas calibradas y medias sonrisas.
El lunes próximo, él se sentó en el Parque, a la misma hora, esperando que ella vuelva; ella se esta preparando para tomar el Expresso, sin saber que su esperado encuentro se va a concretar.
