Convivimos en rutinas opuestas distantes, pero sumisas en un mismo mundo. Correteamos por la misma via de escape, y sin saber, frenamos al limite de las mismas cornisas. Desimulamos no sentir lo espeso del aire, pero a los dos nos tira para atras. Y cada vez que retrocedemos, cada precisa vez que volteamos la mirada hacia atras, vemos lo que no pudimos en esos momentos, lo que no supimos distinguir, lo que nos rozo pero no llego a sacudirnos, lo que fue intrascendente.
Ahora, miramos de reojo y bajamos la cabeza, el silencio es el mejor postor y asi las palabras se van por la canaleta.
